La calidad del aire es uno de los mayores desafíos para la gestión ambiental. Pese a los esfuerzos que el país ha realizado en esta materia, aún no se logran los niveles establecidos en las normas primarias y secundarias de calidad del aire. Si bien los planes de descontaminación han permitido disminuir las altas concentraciones de MP10 y MP2,5, y con ello mitigar los impactos en la población, los niveles registrados siguen siendo más altos que los recomendados en la normativa chilena.
Según sus características, las principales fuentes emisoras de contaminantes pueden ser clasificadas en fuentes fijas, móviles y fugitivas.
Fuentes fijas
Considera las emisiones generadas por la quema de combustibles, producto de actividades industriales, residenciales, ya sea para la generación de energía, calor o vapor y otros procesos industriales; por ejemplo, la fundición del cobre. También incluye las emisiones generadas por la quema de otros combustibles como la biomasa, asociada a la calefacción de viviendas.
Fuentes móviles
Corresponden a las emisiones provenientes de los gases de escape, desgaste de frenos y neumáticos de distintos tipos de transporte: automóviles, camiones, buses y motocicletas.
Fuentes fugitivas
Consisten en emisiones que no son canalizadas por ductos, chimeneas u otros sistemas hacia el exterior, tales como emisiones provenientes de calles pavimentadas y sin pavimentar, así como la construcción y demolición, entre otras. El MP asociado a este tipo de fuentes corresponde principalmente a partículas gruesas, siendo prácticamente el 90% mayores a 2,5 μm. Las emisiones fugitivas también tienen un origen natural, debido a la suspensión de tierra o erosión de rocas por acción del viento. Sus tasas de emisión dependen fuertemente de parámetros meteorológicos: la velocidad del viento, humedad ambiental y precipitaciones.
Clasificación de fuentes emisoras publicada por el Ministerio de Medio Ambiente en 2011 | |||
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Clasificación de fuentes emisoras | |||
Tipo | Contaminantes | Subtipo | Ejemplo de actividades |
Fuentes fijas | MP10, MP2,5, SOx y NOx | Areales | Calefacción residencial, quemas agrícolas e incendios forestales. |
Puntuales (industria) | Generación eléctrica, procesos insdustriales como combustión en calderas generadoras de vapor y hornos insdustriales, y otros procesos insdustriales cini ka fundición de cobre. | ||
Fuentes fugitivas | MP10, MP2,5 | Polvo resuspendido | Construcción de edificios. Calles sin pavimentar. Erosión eólica. |
Fuentes móviles | MP10, MP2,5, NOx, COV y SOx | En ruta | Buses, camiones, vehículos particulares, vehículos comerciales, taxis y motocicletas. |
Fuera de ruta | Maquinaria de construcción o agrícola, operación de puertos o aeropuertos. |
Las declaraciones de zonas saturadas o latentes asociadas a los planes de descontaminación y prevención se iniciaron en el año 1992, con el objetivo de reducir la concentración de emisiones de manera de cumplir con la normativa de calidad del aire. El primer plan desarrollado corresponde al de Puchuncaví y Quintero (Ventanas).
En 2014 existían diez planes vigentes, cinco anteproyectos, dos proyectos en etapa final y dos zonas decretadas o en proceso. De éstos, cinco se encuentran ubicados en el norte del país y corresponden principalmente a zonas mineras. En la zona central, en tanto, existían cuatro planes vigentes en las regiones de Valparaíso, O’Higgins y Metropolitana. Sólo uno de estos planes se encontraba en el sur del país, en Temuco y Padre Las Casas.
Según la información entregada por el Ministerio del Medio Ambiente en el documento “Planes de descontaminación atmosférica. Estrategia 2014-2018”, el análisis de la concentración de emisiones en las estaciones de monitoreo arroja que los promedios anuales más altos, tanto de MP2,5 como de MP10, se encuentran principalmente en la Región Metropolitana y en las ciudades del sur del país (Temuco, Coyhaique, Osorno y Valdivia, entre otras). El Ministerio del Medio Ambiente concluye que “existe una deuda histórica en relación a los planes de descontaminación en el sur del país, por lo tanto, es deber del gobierno implementar los planes que se encuentran en situación de anteproyecto y declarar nuevas zonas saturadas. Éstas deben contar con información de manera de equiparar esfuerzos, sin dejar de lado zonas donde aún el problema no está resuelto, como Puchuncaví y Quintero (Ventanas)”.
Según expresa el Ministerio de Medio Ambiente, en el documento “Planes de descontaminación atmosférica. Estrategia 2014-2018”, la contaminación atmosférica es el principal desafío para la autoridad ambiental en el país. Hoy 10 millones de personas están expuestas a una concentración promedio anual de MP2,5 superior a la norma. Incluso en el Primer Reporte del Medio Ambiente publicado en el año 2013 se informa que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2004), la contaminación atmosférica es responsable de al menos 4 mil muertes prematuras a nivel nacional. Esto reafirma la urgente necesidad de establecer una estrategia que entregue los lineamientos, los plazos y las metas para resolver el problema de la contaminación. En Chile se encuentran vigentes normas primarias de calidad ambiental que regulan la concentración de los contaminantes del aire nocivos para la salud. Dichas normas establecen concentraciones máximas respecto a material particulado, dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno, ozono troposférico, monóxido de carbono y plomo.
A través de una red de estaciones de monitoreo de la calidad del aire, es posible detectar cuándo en una zona del país se supera alguna de las normas. Con esta información se declara una zona del país como saturada o latente, dependiendo del nivel de superación de la norma.
Posteriormente se establece el diagnóstico y el desarrollo de planes de descontaminación o prevención. Estos planes tienen una importancia determinante, pues permiten establecer medidas específicas para las zonas que están cerca de exceder o que exceden la norma.
Para el Ministerio de Medio Ambiente, un Plan de Prevención y Descontaminación Atmosférica es un instrumento de gestión ambiental establecido en la Ley 19.300 de Bases Generales del Medio Ambiente, que busca evitar que se supere una o más normas de calidad ambiental primaria o secundaria en una zona latente. Este plan aplica cuando los contaminantes en el aire se sitúan entre el 80% y el 100% del valor límite de las normas de calidad ambiental. Busca recuperar la calidad del aire disminuyendo los niveles superados de las normas primarias y/o secundarias de calidad ambiental de una zona saturada.
Recomendaciones a la ciudadanía incluidas en un plan de descontaminación
La concreción de los planes asociados a las zonas saturadas y los anteproyectos, sumado al plan de Andacollo, el cual está en etapa final, debiera concluir con el establecimiento de 14 planes en cuatro años (Huasco, Puchuncaví y Quintero, Región Metropolitana de Santiago, Curicó y Teno, Talca y Maule, Chillán y Chillán Viejo, Gran Concepción (10 comunas), Los Ángeles, Temuco y Padre Las Casas, Valdivia, Osorno y Coyhaique (MP10 y MP2,5).
La estrategia establece que en el año 2018 en Chile, se contará con un total de 20 planes vigentes, abarcando más de un 57% de la población y a un 87% de la población expuesta a la contaminación.
La contaminación atmosférica en la zona centro sur es producida en gran medida por las emisiones derivada de la calefacción de los hogares, especialmente en la época invernal. En la actualidad, las casas de la zona centro sur se calefaccionan fundamentalmente en base a leña y otros tipos de biomasa, que se encuentran disponibles en la zona y a un costo económico relativamente más bajo.
Durante 2015 el Ministerio de Energía realizó un proceso de consulta pública sobre política para uso de la leña, trabajo que se extendió por casi un año entre las regiones de O´Higgins y Aysén. Fruto de esta labor nació la política para el uso eficiente de la leña y sus derivados para calefacción entre la zona centro y sur del país, que busca entregar cursos a seguir y mejorar la forma en que se produce, comercializa y consume la biomasa como principal fuente energética para la calefacción de las edificaciones. El objetivo es la evolución desde la leña hacia productos con mayor valor agregado y eficiencia, y con menores niveles de emisiones.
Por su parte, desde 2014 el Ministerio de Medio Ambiente está llevando a cabo un programa de recambio de calefactores a leña, cuyo objetivo es que la ciudadanía, de manera paulatina, cuente con sistemas de calefacción que sean más eficientes, seguros y menos contaminantes, diversificando la matriz energética de los hogares.
Paralelo a ese programa, junto con los ministerios de Energía y Vivienda, impulsa una estrategia de “calefacción domiciliaria sustentable”, la cual pretende abordar de manera integral la competitividad de los combustibles limpios, mejorar la eficiciencia energética de las viviendas nuevas y existentes, y promover la energía solar para la generación de electricidad, agua caliente y calefacción.