Los orígenes de la industria del gas se remontan a 1792, cuando el francés Phillip Lebon experimentó con la destilación de madera y carbón para obtener un gas que esperaba utilizar en el alumbrado de casas y calles. Al mismo tiempo en Inglaterra, William Murdoch desarrollaba la destilación del carbón, por medio de la cual consiguió iluminar con gas su casa y talleres.
En 1801, Lebon realizó la primera iluminación pública a gas de un edificio en París. Impresionado por esta demostración, el alemán Friedrich Albrecht Winzer concibió la idea de organizar la distribución de gas a gran escala. Winzer se trasladó a Londres, donde cambió su apellido a Winsor, y en 1807 hizo funcionar los primeros faroles a gas en la avenida londinense Pall Mall, conectándolos por medio de cañerías de plomo a su propia fábrica.
Esta innovación tecnológica se expandió rápidamente por el mundo occidental. Luego de Londres (1814) y París (1815); continuó en las ciudades europeas de Berlín (1826), Viena (1833), Barcelona (1838); Madrid (1845); y Roma (1853).
En América, la expansión comenzó desde EE.UU.: Baltimore (1816), luego Boston (1823) y Nueva York (1825). Posteriormente, La Habana (1844), Buenos Aires (1852), Copiapó (1853), Veracruz (1855), Lima (1855), Santiago de Cuba (1856), Valparaíso (1856) y Santiago de Chile (1857).
El gas de alumbrado fabricado durante el siglo XIX, era conocido como “gas hidrógeno” o “gas carbónico” ya que se producía a partir de carbón de piedra.
Los fogoneros introducían el carbón en grandes retortas o botellas de hierro rodeadas de material refractario, las que eran calentadas a cerca de 1.200 °C. De esta destilación de la hulla al vacío, se desprendían gases que se reunían en el “barrilete”, recipiente cilíndrico donde se condensaba gran parte de los vapores de alquitrán y de agua amoniacal.
Luego, el gas pasaba por varios procesos de “lavado” y purificación, para extraer el amoníaco y otros productos sulfurosos y ciánicos que aún contenía. Al salir de los aparatos de purificación, el gas era medido y almacenado en grandes contenedores denominados gasómetros.
El gas se distribuía por cañerías de diversos diámetros, según la presión y la cantidad de gas que debía pasar. Las cañerías eran de fundición en las matrices, hierro en los ramales de distribución y plomo en el interior de las casas.
Para determinar la calidad del gas de alumbrado se utilizaba el “fotómetro”, que medía su intensidad luminosa expresándola en un valor equivalente a un cierto número de velas de esperma.
Al final del proceso de destilación del carbón quedaba como residuo una gran cantidad de coke, que era vendido como combustible para calefacción o procesos industriales.
Hacia 1850 Chile había alcanzado gran estabilidad en el orden político y su economía estaba experimentando un fuerte crecimiento. Santiago contaba con aproximadamente 80.000 habitantes y conservaba su aspecto colonial con calles de tierra y un precario sistema de alumbrado público compuesto por 320 lámparas de aceite.
Empeñadas en modernizar la capital y darle un aspecto más cercano a las ciudades europeas, las autoridades y empresarios privados, emprendieron diversas obras de mejoramiento: del agua potable, la construcción del ferrocarril al Sur y a Valparaíso, la instalación del telégrafo y la construcción de un teatro para la ciudad. Una de las transformaciones más destacadas que experimentaría el paisaje de Santiago sería el alumbrado a gas, símbolo de la transición de una sociedad tradicional y eminentemente rural a otra moderna y urbana.
F.A. Winzer crea en Inglaterra la primera compañía de gas del mundo, la “Gas Light & Coke Company”.
La “Gas Light & Coke Company” pone en marcha el primer alumbrado público a gas en el barrio de Westminster en Londres.
Declaración oficial de la Independencia de Chile, con la firma del acta correspondiente en febrero de ese año.
Debido al auge de la minería de la plata, se inaugura el primer ferrocarril en Chile, que une Caldera y Copiapó.
Bajo el gobierno de Manuel Montt, se crea el Servicio de Correos y Telégrafos de Chile, al centralizarse el servicio postal en la Administración General de Correos.